La memoria

La memoria es la capacidad de una persona de recordar sucesos, olores, lugares, de recordar las experiencias del pasado y de evocar hechos, ideas, imágenes, impresiones y habilidades. Esta es una de las funciones más importantes que tiene el cerebro. Entonces la memoria es nuestra capacidad para codificar, almacenar, conservar y recordar las informaciones o experiencias pasadas en el cerebro humano.

Existen diferentes tipos de memoria, las cuales tienen características y funciones diferentes:

  • la memoria sensorial: está compuesta por el almacenamiento de toda la información que fue captada por los sentidos, una vez que el estímulo haya finalizado. Es un proceso capaz de memorizar la información sensorial (auditiva, táctil, visual, olfativa, gustativa) para un período de tiempo muy corto; algunas de las informaciones contenidas en la memoria sensorial pueden pasar en la memoria a corto plazo, que podrán conservarlas hasta pocos minutos. Alguna de la información contenida en la memoria a corto plazo, puede pasar en la memoria a largo plazo, que podrá conservarla por días o toda la vida;
  • la memoria a corto plazo, también llamada memoria de trabajo: tiene una capacidad y una duración limitada y almacena la información conscientemente. Esta memoria puede convertirse en memoria a largo plazo a través de la asociación significativa o la repetición. Aquí se almacena la información con la que se interactúa con el ambiente. Este tipo de memoria se refiere tanto a la información contenida en el depósito a corto plazo, tanto a la capacidad de la mente de mantenerla dentro de este sector; el termino “memoria de trabajo” destaca que este depósito es la sede principal de elaboración mental de la información. Entre las otras funciones, se considera que la memoria de trabajo es también la sede del pensamiento consciente, es decir, de todas las percepciones, los sentimientos, las comparaciones, los cálculos y los razonamientos;
  • la memoria a largo plazo: este tipo de memoria mantiene la información inconscientemente, sólo se vuelve consciente en el momento en que la recuperamos. Tiene la capacidad de almacenar información de forma permanente y casi ilimitada. Aquí se ubican imágenes, recuerdos de experiencias propias, conocimientos del mundo, conceptos. La memoria a largo plazo es duradera (algunos de sus contenidos se mantendrán para toda la vida), mientras que la de corto plazo es de corta duración (si no se elaboran por el pensamiento, sus contenidos decaen dentro de pocos segundos).

Este último tipo de memoria puede dividirse en:

  1. memoria a largo plazo explícita (o declarativa): concierne a las informaciones aprendidas en forma consciente. Permite también de almacenar experiencias o episodios de vida (memoria episódica), o de incluir información, nociones concretas o abstractas, significados de palabras (memoria semántica); entonces la memoria episódica es la que almacena acontecimientos autobiográficos y se pueden evocar explícitamente. La memoria semántica es imprescindible para la utilización del lenguaje y es la que retiene los significados de los conceptos (sin importar que no tengan que ver con vivencias propias) y sus relaciones semánticas;
  2.  memoria a largo plazo implícita (o procedimental): se refiere a la habilidad para realizar movimientos o utilizar objetos; es el conjunto de los recuerdos no explícitos; se define como la memoria en que la información, anteriormente adquirida, llega a influir en el comportamiento o en el pensamiento sin llegar a alcanzar un nivel de conciencia. Esta memoria almacena un repertorio de destrezas, habilidades y aprendizajes, ya sean cognitivos o motores (como por ejemplo cómo manejar el coche, lavarse los dientes, hacer un cálculo, etc.).

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